viernes, 7 de mayo de 2010

Mis Experiencias "Ardientes"

Me encantan las velas. Sí, es exactamente lo que imagináis. Casi me quedo sin casa. Hace años que acumulo velas bonitas que lo único que hacen es ocupar espacio. Ayer me encontraba bajo la tenue luz de mis bonitas velas. Tengo una que me habían regalado mis padres cuando yo tenía unos 10 años. Es una lata pequeña con tapadera, de color naranja con el dibujo de un osito. Siempre me dio pena usarla, así que la guardé como si fuera una cajita. Anteayer ya se había gastado pero como la mecha todavía se podía encender, pues aproveché. El caso, es que por el rabillo del ojo me pareció ver demasiada luz. Giré la cabeza y vi la famosa vela, sin cera por ningún lado pero con una llama de un par de coj….s. Plan A: me acerqué corriendo y la cojí para llevarla al fregadero y allí apagarla. Consecuencia del Plan A: quemadura de tercer grado en 3 dedos y la vela en el mismo sitio. Aquello parecía el mini-coloso en llamas. Estaba encima del mueble del salón y pegada a la vitrina llena de libros, así que no podía emplear demasiado tiempo pensando en el método que usaría para apagarla. Soy más lista que Jaimito después de una lobotomía, con lo cual, apliqué el Plan B: ¿Qué haría un niño para apagar un fuego? Pues lo que le ve hacer a los bomberos en la tele, echar agua. Dios bendito con el H2O.Consecuencia del Plan B: la baby-llama se transformó en coloso-llama y casi llega al techo. Más lista todavía y orgullosa de ser Tauro pensé “¿que con un vaso no se apaga?, pues le echo 2!” eso sí, con cuidado para no mojar el suelo ni el mueble. Y cuanta más agua echaba más crecía la llama. Me empecé a reír con una risa tontorrona que en realidad, era un acojonamiento frustrado. Sola, desamparada y sin un ángel que me sacara de ese infierno. Lo de llamar a los bomberos me parecía un cachondeo, por no decir, que al vecino no le aviso ni de coña, y la vieja de al lado no me abre la puerta por haberla denunciado por los elevados decibelios de su televisor. Los más listos pensaréis: ¡¡Joder, lo que hay que echar es arena!! Pues no tengo arena en casa, señores. Los segundos más listos pensaréis: ¡¡el fuego se apaga con una manta o prenda similar!! Claro, voy yo a estropear mi ropa, sólo por apagar una vela. Trabajos posteriores: pasar la fregona por el suelo, cajones y televisión. Poner a secar en el tendal el gato de peluche que tengo de adorno, en el mueble. Quitar con un limpia grasas los restos de cera salpicados del cristal de la vitrina del mueble. Intentar disimular el cerco redondo con forma de lata que ha quedado por no poner un protector bajo la vela. Ponerme hielo en los dedos y una pomada para quemaduras. Plan C (nunca se llegó a ejecutar) poner un protege suelos de latón, tener a mano una palangana con agua y regalarle todos los peluches a mi sobrina.

1 comentario:

La Inquieta dijo...

Vaya aventura!

Cuidado con las velas que las carga el diablo.

La parte buena es que te has hecho las prácticas de emergencias por fuego, con una sola vela. Eso que ganas para futuras fogatas.

Muy bueno!