viernes, 21 de mayo de 2010

La Tarta "Sapo"

El otro día fue su cumpleaños. Me hacía ilusión recibirle con una tarta, sobre todo porque no se lo esperaba. Se me da muy bien la repostería. Desde muy joven me he dedicado a ello. El resultado siempre eran bombas atómicas con forma de postre que sólo comía yo. Nadie más se atrevía. Al final decidí hacer una tarta de chocolate porque sé que le encanta. La foto era impresionante, pero los expertos en repostería ya sabemos que nunnnnca queda como en el libro. Y también sabemos que nunnnnca se deben utilizar recetas de libros “raros” esta es la regla nº1. No suelen salir bien. No están científicamente probadas. La regla nº 2 es que nunnnnca debes experimentar con una receta, sobre todo si es la primera vez que la haces. No se os ocurra cambiar los ingredientes para darle un toque personal. Pues Yo, y mi chulería madrileña, decidimos saltarnos las reglas y hacer una tarta sacada de un libro “raro”, cambiando algunos ingredientes para darle un toque "diferente". En la receta ponía: “selva negra” (así se les llama a las tartas de chocolate que sólo llevan: chocolate). Yo, a la mía la habría llamado “pedazomierda negra con un toque amoroso”. Me cagué en la foto de los cojones, en el fotógrafo que la sacó y en la madre que parió al que se la comió. Pensé: - bueno, hoy tengo un día malo así que probablemente la estoy viendo más fea de lo que realmente es -. Necesitaba decirme a mí misma unas palabras alentadoras, si no, la habría tirado por la ventana matando a algún gavilán en extinción y encima me habrían metido en la cárcel por gilipollas. Otra cosa es lo de la vela. Sólo quería UNA. ¡Pues hija, te jodes y tienes que comprar más, porque no vienen sueltas!, ¡Pues hija, no me da la gana y robo UNA! Según iba saliendo del súper (no voy a dar nombres para que no aten cabos sueltos y me localicen) me sentía como si hubiese robado el diamante “Cullinan” y sólo me estaba llevando una vela de mierda. Cuando terminé de hacer la tarta pensé: - este es el mejor momento para que me demuestre su amor – porque tenía una pinta que no me la habría comido ni yo.Llegó el momento. Encendí la vela “Cullinan” a oscuras, para que no se viera la pedazomierda de tarta. Pidió un deseo y sopló. Seguro que pidió: “deseo que al soplar se extienda el fuego y se queme la tarta”. Quise hacer los honores y cortarla yo misma. Joder… se me quedó el cuchillo clavado al pedrusco,levanté el cuchillo y la mierdatarta seguía ahí pegada, parecía una piruleta gigante. Casi tengo que hacer palanca pa deshacerme de ella. La verdad es que me costó un huevo clavar la vela,porque la robé sin el pinchito que se usa de base, menos mal que sólo tenía una.
Me debe querer un montón, porque comió tarta durante 3 días. Lo único que no me gustó fue el comentario que hizo: "está rica, parece un sapo aplastao, pero está rica".

3 comentarios:

La Inquieta dijo...

Hola maja!
Me parto de risa con tu odisea con la tarta.
Lo del homenajeado no se si es una demostración de amor, o que es un goloso como yo.
A mi cualquier cosa que tenga azúcar me encanta, da igual la pinta que tenga. Y si tiene chocolate ya....
Besos

bompolis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tropiezos y trapecios dijo...

Las reglas están para saltárselas: quizá algún día descubras una mejor y novedosa manera de hacer tartas. Además así la cocina es mucho más divertida.

La última vez que yo traté de hacer una tarta descubrí el fuego.

Un abrazo.

Ehse