jueves, 18 de noviembre de 2010

"Anécdotas" de mi Trabajo

Esta mañana, se acerca una chica con pinta de gitana-choni y me dice: - hola, quiero unas botas de clatón - yo pensé: pobre, no sabe hablar bien, querrá decir de tacón. - ¿De tacón? - digo yo con intención de no ofender a la pobre chica - No no, de clatón -. Al ver la cara de medusa aplastá que puse, me dice: - ¡LAS DE CLATÓN, de esas de goma que anuncian en la TELE de muchos colores! -. Jolín, hay que ser adivinos y encima ver la tele. - ¡¡Ahhhhhh, las botas de Decathlón!!, le digo. Es que te has equivocado de tienda, tienes que salir y a la derecha coges el ascensor bla bla bla bla.
La gente NO LEE ni se fija en nada. Mira que tenemos un cartel ENORME que dice "XXXX" (nombre de la tienda), no dice "Mc Donalds", ni "Zara", ni "Todo a 1 euro", ni "Eres tonto porque esto no es Decathlón y estamos hastaloscojones de que todo el mundo se equivoque". ¿¿¿Es que no leemos señores???. Muchas veces, cuando me piden un modelo en concreto, yo ya me doy cuenta de que se han equivocado de tienda, pero me gusta darles rollo y perder el tiempo. Al final cuando ya me aburro de hacer de dependienta amable, les digo: - Ah, claro, es que usted me está pidiendo algo que no vendemos aquí, usted quería ir a Decathlón, verdad? - Y con cara de pichón desplumao me dicen: - Ah, ¿que esto no es Decathlón? - Pero lo mejor es cuando me piden un zapato de la marca X y yo les digo que eso no lo tenemos. - ¡¡CÓMO QUE NO, SI LO HE VISTO EN LA TELE!! - yo les dejo que se pongan chulas y que pierdan los nervios y entonces, cuando ya se les salen los higadillos por la boca les digo: - Ah!! pero señora es que se ha equivocado de tienda, esto NO es Decathlón - todo esto, acompañado de una sonrisa inocente y angelical al mismo tiempo que pienso: (energúmena petarda grítale a tu padre y a sus compañeros del dominó). Teníais que ver la cara que se les pone. Se les bajan los humos en un periquete. Y yo, me quedo con mi sonrisa triunfal y malévola.
Luego está la que viene a buscar unas botas de agua. Se las enseño. Las hay de todo tipo: con tacón, sin tacón, con cuña, de lunares, de cuadros, negras, granates.... pa dar y tomar. Para pijas, para chicas prácticas y para gente que lo que quiere es una bota para la lluvia, sin florituras. Al verlas me dice: - "Ah, pero son para lluvia. Claro sólo valen para un día de lluvia y ya está. Y para nada más. O sea, son para agua y ya está, y para nada más" - Ella se lo guisa, ella se lo come (yo, ni abrí la boca. Era un monólogo de una loca con su propio ser). Y yo flipada!!. Me pide unas botas de agua para LLUVIA, para cuando LLUEVE, y ¿¿qué pretende?? ¿usarlas para escalar el Himalaya? ¿para la trata de caracoles Gyraulus acronicus? o ¡¡acaso para hacer ballet!!. Y no se va, la tía jodía, diciendo: - es que si sólo valen para lluvia..... - A veces pienso que nos ponen cámaras ocultas para luego colgar el vídeo en Youtube. Eso, o que la gente que se aburre en casa, como hay crisis y no se puede gastar dinero, necesita ir a frikear a las tiendas.

Mi gran Torpeza

Mientras preparaba la cena, decidí terminar la botella de vino rosado que había quedado de nuestra última cena. La cocina estaba hecha un asco. Hacía días que no fregaba, así que estaba todo por el medio. Parecía la cocina de la Cenicienta. En un pequeño descuido la copa de vino se fue al carallo y mi camiseta pasó de ser amarillo lima, a rosa bergamota. Al principio me sentí como la actriz de una de esas películas de Hollywood. Una de esas en las que la mujer elegantemente vestida, derrama el vino de 500 $ la botella y baja a la bodega de su mansión de 3 plantas a por otra botella como si nada. Una vez de vuelta a la realidad, me sentí como una gilipollas en mi mansión de 1 planta y de 50 metros cuadrados. Podía haber llevado una blusa color crema tostada con botones de brillantes de Swarovski y encajes Valenciennes. Pero gracias a Dios llevaba una camiseta de esas que por 4 euros te llevas 5. La utilizo para trabajar, así que ya se podía manchar con jalea de moras hecha por las monjitas benedictinas del Perú, que me iba a importar 3 cojones de lémur.
Cocina recogida, cazuelas brillantes y camiseta en lavadora me dispongo a trabajar con mi ordenador. A falta de vino, bueno es el gazpacho. Pues ni vino ni gazpacho. Ahí va el vaso a tomar por culo. Ya era la 2ª vez en media hora que me cagaba en San Afgano de Blascomuño. Había zumito rojo por todos lados. Yo, que soy una histérica de los olores y siempre intento tener un ambientador para que huela bien el salón… para que ahora apeste todo a gazpacho barato del Lidel.